lunes, 14 de marzo de 2011

Sangre encebollada

Sangre encebollada...

... porque no me importa reconocer que me gusta. En este aspecto (y con la casquería en general) hay, desde mi humilde punto de vista, dos polos diametralmente opuestos: de un lado, los que adoran la casquería. Esos que disfrutan de los higaditos, los riñones o una buena (y colesterosa) sesada de res. De otro lado, los que se quedan boquiabiertos y esbozan una mueca de suma repugnancia cuando uno dice tan normal que come sangre de pollo. Bueno, también hay un grupo intermedio, ése que no puede evitar hacer la graciosiiiisima broma de "ah, vaya, ¿qué eres vampiro?" Ja... ja... me muero de la risa... (detéctese la ironía).
En fin. Esta entrada no está recomendada para esa gente del grupo dos, que no sabe que lo mismo es comerse un poco de carne de cerdo que cualquier otra parte de su cuerpo. Que también es carne animal, alimento. Que no pasa nada por comer algo que se sale de lo ás tradicional. Aunque, pensad, ¿qué más tradicional que la morcilla, por ejemplo? Y la morcilla lleva sangre, ¿no?

Pese a estar tan segura de que no hago mal en comer sange, uno siente siempre la necesidad de disculparse cuando come algo así. De decir "sí, si es como cualquier otra cosa de carne"... y en realidad por dentro también nos planteamos si somos más animales que el resto de humanos o si somos unos locos del canivalismo primitivo...

Pero bueno. Para aquellos que como yo, involucionamos a lo primitivo y comemos vísceras, en lugar de evolucionar hacia el hombre del futuro, que come espuma de tortilla de patata, dedicado este almuerzo y este post. Animáos a hacerla: súper fácil y súper rica. Sin más...


Ingredientes que utilicé:

- 200 gramos de sangre de pollo hervida (la compré en la carnicería, que me fío más, aunque la he visto en sitios como Mercadona).
- Una cebolla bien grande o dos pequeñas.
- Medio puerro (opcional, pero le da un gusto muy rico).
- Una hoja de laurel, cortada a la mitad.
- Sal (gorda o fina).


Cómo lo hice: poché la cebolla cortada en juliana en una sartén con un poco de aceite de oliva (una cucharada pequeña) y una hoja de laurel. Después, corté el puerro a trocitos y también lo añadí a pochar. Eché un poco de sal para hacer sudar a la verdura. Como nos interesa que quede blandita, lo ponemos a fuego medio bajo y lo tapamos. Mientras, troceamos la sangre: la cortamos en cubitos. Es la forma más típica, pero vamos, la puedes cortar como quieras. En cubitos no muy grandes, de 1 centímetro de lado, por ejemplo. El tamaño depende de vosotros, pero tened en cuenta que las más grandes costará más trabajo que se hagan. Si son más pequeños los cubitos de sangre, se hace mejor e igual por dentro que por fuera.
Cuando la cebolla y el puerro han pochado (unos 10, 15 minutos), subimos el fuego y añadimos la sangre. Hacemos como si la salteáramos: dejamos el fuego alto y vamos moviéndola para que coja color. En seguida va cambiando un poco, se va poniendo de más negra a marroncita. No hay que dejarla mucho, por lo menos yo no la dejo mucho. En unos 5 minutos a fuego alto, apagamos el fuego, pero seguimos moviendo. Si vemos que está demasiado blanda, en el sentido de que empieza a desmoronarse cuando la movemos (mueve con cuidado de todos modos), la apartamos del fuego. Si no, la dejamos en el calor del fuego una vez quitado, tapada, reservada.
Antes de servir, rectificamos de sal. Yo tuve que echarle una poca porque sólo eché cuando poché la cebolla. Pero prefiero no echarle a las carnes sal, sólo cuando está en el plato, porque queda menos jugosa. No sé si la sangre quedaría menos jugosa, pero aun así, es costumbre no añadir sal hasta el final.


¡Y eso es todo hoy! Tengo foto, tengo foto... no apta para los que les da "repelús" (ellos se lo pierden...):


Un día me gustaría probar a hacerla con tomate. Hay varias recetas por google y pintan muy bien. La próxima vez.



Y ya sólo nos queda el informe nutricional:
- Por las calorías, no tenemos que preocuparnos. Aquí he podido encontrar los datos por 100 gramos, así que, aplicados a nuestro plato, nos dan unas 160 calorías, a las que sumamos la cebolla, el puerro y el aceite y redondeamos en... 300 (redondeando al alza, pero teniendo en cuenta que está refrito).
- Si habéis visto la página que he linkeado, nos dice que los hidratos son... 0. Así que hay que añadir hidratos a este plato: yo lo acompañé con una ensalada en la que puse hidratos simples (maíz y remolacha) y comí complejos en forma de pan. Pero se me ocurre que se puede preparar con una ración de arroz cocido, preferiblemente integral, para tener buen aporte de fibra.
- De proteínas, bien servidos: casi 35 gramos de proteínas.
- En cuanto a las grasas, tenemos unos 3 gramos por la sangre, a la que añadimos unos más, pongamos 7, por el aceite. Así que nada, 10 gramillos sin importancia que nos van a sentar de muerte.


Lo dicho. A probar este plato los que dicen "no" sin intentarlo: os va a sorprender mucho, para bien. Y a seguir comiendo cosas de este tipo a los que, como yo, ya han descubierto el placer de la casquería... ¡ñam! ¡Abajo los tabúes, leñe!

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